viernes, 18 de septiembre de 2009

Que en paz no descansen

Porque este arma es lo de menos en comparación con lo que hicieron ellos

''Que los ruidos te perforen los dientes, como una lima de dentista, y la memoria se te llene de herrumbre, de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña; que solo puedas alimentarte de barajas usadas y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, el espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas; que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un meadero.
Que cuando quieras decir: “Mi amor”, digas: “Pescado frito”; que tus manos intenten estrangularte a cada rato, y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes a las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarte junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto, para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia; que tu único entretenimiento consista en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo, y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro, que no puedas dejar, ni un solo instante, de lamerle la cerradura.''

Escrito por Oliverio Girondo pero no hacia los que se los dedico.
Esto va para todos los hijos de puta que hubo en su época. Sin describir sus acciones que al leerlas o al escucharlas me deprimo tanto que me salen lágrimas de odio y de pena y de desconcierto.

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